sábado, abril 15, 2006

13. Amor violento (Los Tres)

El lugar esta en ruinas. Pasaba por ahí y, como si se tratara de un viejo conocido, me bajé del auto a demostrar mi pésame por el difunto bar aquél. Sólo han pasado seis años desde que festejamos ahí el polémico fin del siglo XX y hoy no queda nada.

Aquella noche, entre el alboroto y la emoción, entre los buenos deseos y los inalcanzables propósitos, las prisas nos sacaron del departamento de la Narvarte. Debíamos llegar puntuales a las 10 pues nos esperaban en la mesa cerca de 60 personas de esas que sólo Tamara podía convocar y de las que yo a veces no recordaba ni el nombre. Así era ella: capaz de hacerse amiga hasta de la piedras. Mira, ella es Laura, mi mejor amiga de la secundaria...y ella es Emma, ex de Victor, la conocimos en el verano...y ella... Así podía pasarse toda la noche hasta llegar a los parentescos más extraños jamás escuchados. Debo aclarar que no la pasaba mal, sólo que hasta antes de conocerla, mi circulo de amigos y mi calendario de eventos sociales eran, digámoslo así: discretos.

Siempre se quedan en la mente algunos momentos como si fueran fotografías, tan claras y nítidas que si se tiene la habilidad se puede hacer una reproducción exacta, con lujo de detalle en un papel. Tamara era la amiga común de todos. A petición popular subió al pequeño escenario para dirigir un brindis y decir todas esas cosas lindas que se dicen en una fiesta así. Las luces se apagaron y sólo quedó una, iluminándola a ella. Se veía hermosa, vestida toda de blanco, con sus grandes ojos, su linda sonrisa, su cabello corto aún mojado. Yo estaba atónito, tenía 3 meses viviendo con ella y era como si nunca antes la hubiera visto. Me encontré boquiabierto, totalmente deslumbrado, fulminado. Por ciertas razones y porque la danza de la realidad así lo quizo, esa noche empezó realmente nuestra historia, esa que parece que nunca terminaré de contar.

Parado ahí, junto a ese lugar en ruinas, recordé que hoy no queda nada. Sólo me queda el consuelo de haber vivido ese momento y de que jamás olvidaré mi historia al lado de Tamara. No es que viva del pasado, tampoco es que lamente su ausencia. En realidad quisiera encontrar otro momento y escribirme otra historia. Es sólo que, de momento, parece que el amor tendrá que esperar.

La versión que se escucha es de Café Tacuba, del disco Vale Callampa, homenaje a Los Tres


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