viernes, marzo 24, 2006

12. Pare de sufrir (La Barranca)

Eddy era un tipo bastante bohemio y divertido; -...cuando era rico vivía en un piso en la Condesa...- solía decir con la mirada perdida y con la mente en un lugar muy lejano. De origen judío, de fácil conversación y evidentemente metrosexual, era una enciclopedia musical y el sueño dorado de no menos de una docena de chicas de la oficina. Su forma de ser y su estilo de vida le acercaban amigos y mujeres. Solitario y triste desde hacía dos años ( descubrió a su entonces codiciada novia con un locutor de radio de mucha más edad y mucho más dinero), dedicaba su tiempo a visitar cuanto antro se le atravesaba. Prefería los de table dancela carne que entra por los ojos no enferma- decía.

Una tarde de viernes Tamara organizó la “tradicional” mesa de queso, pan y vino. Eddy se invitó y no tuvimos objeción alguna.

Las paredes de piedra de la casa impiden las más de las veces el uso de teléfonos celulares, así es que Eddy pidió utilizar la línea analógica. Desde la sala (y sin querer), escuchábamos su conversación: “...anda corazón, no quiero ir solo...yo siempre te acompaño...no me trates así...”. Tamara me miró con ojos de asombro esperando que yo tuviera una explicación: ¿con quién diablos habla? ¡yo no le conozco una novia! parecía decirme. Mi gesto pasó del asombro a la indiferencia y Tamara, dispuesta como siempre a disipar sus dudas, tomó el teléfono de la sala y descolgó la bocina...

...Nunca la había visto así, una mezcla de perplejidad, risa nerviosa y tristeza dibujaron su rostro. -Es un hombre- me dijo con la voz entrecortada.

A los pocos meses Tamara y yo nos separamos. Él estaba en cama, devastado, con una tremenda mononucleosis que agarró en París (Aldo y yo vimos como se alejaba de la mesa a uno de esos lugares “donde uno demuestra su hombría” dijo...pero ahora que lo pienso, nunca vimos a donde iba, ni con quién)

No se que habrá sido de él. La última vez que lo vi me dijo algo muy sabio, a propósito de mi separación: “si la vida te da para gozar, gózala...pero si te da para sufrir, súfrela...así funciona la vida...” Yo, que no me atreví a decir nada, sólo pensé: "y tú vive como quieras, haz lo que quieras, pero por favor ya para de sufrir..."


Powered by Castpost

viernes, marzo 17, 2006

11. I am the walrus (The Beatles)

Siempre le gustaron las librerías de viejo. El inconfundible olor a guardado y el singular caos que guardan hacían que su mente enfrentara los conceptos fundamentales del universo ordenado y sistemático de la Biblioteca de Babel. No sólo le movía la infinita emoción que le generaba hurgar en cada pila, sino la certeza de que en alguna de ellas el caótico cosmos le entregaría en sus manos el libro de todos los libros, el cuento de todos los cuentos.

Aquella noche el Señor Mostaza despertó de cara a un libro. Sin saber siquiera donde estaba, volteó la mirada hacia donde el reloj marcaba las nueve con veinte. -He perdido mucho tiempo-, se reclamó a sí mismo. Buscaba desde hacía varios días un Tratado Fundamental de Budismo, una edición extraña (de un autor aún más) que el encargado juraba haber recibido meses atrás.

Habían pasado muchas noches desde que Niebla le hizo pensar que los personajes de las novelas conviven con los llamados seres reales cuando en algún febril momento la realidad se funde con la fantasía. Mostaza se divertía pensando que, en todo caso, no se puede saber quien es más real, si Augusto Pérez o Unamuno o si Juan Dahlmann o Borges. Esa noche estaba dispuesto a comprenderlo: el ki y la posibilidad de que un hombre sea todos los hombres a la vez (“I am he as you are he as you are me and we are all together...”)

Pasó la noche concentrado en su búsqueda frenética. Encontró el ki en el Tratado Fundamental de Budismo. Encontró que en Uqbar todos los cuentos son un solo cuento contado de mil y una formas. Supo por El Inmortal que Borges pudo ser Homero y que cualquier ciego puede ser Borges. Convencido de que el cosmos no podía engañarle y de que era posible cruzar el umbral de la realidad, tomó asiento, abrazó el libro que le había desvelado y repitió para sí: yo soy la morsa, yo soy la morsa, yo soy la morsa...

(La versión que se presenta es de Styx, del disco "The big bang theory")


Powered by Castpost