viernes, octubre 28, 2005

4. Rock DJ (Robbie Williams)


Según la filosofía Seinfeld (Seinfeld, la famosa serie de los noventas a la que considero el reflejo de un estilo de vida, de una filosofía, más que una forma de humor) los hombres, a diferencia de las mujeres, no sabemos llamar su atención. Ellas, para hacerlo, se pintan, se mantienen delgadas, nos tratan con cariño y se deshacen por atendernos. Nosotros en cambio, conquistamos países, ganamos guerras, inventamos grandes máquinas y hasta viajamos a la luna con la única esperanza de que nos devuelvan la mirada.

Ni hablar, quizás no nacimos con esa coquetería natural, con esa capacidad para con un guiño o con una sonrisa conquistar el mundo. Y es que si las mujeres se dieran cuenta, podrían olvidarse de toda esa cultura feminista que nos invade desde los años sesentas y adueñarse del mundo a golpe de coqueteos. (Aunque tengo la sospecha de que, en el fondo, siempre lo han sabido y llegará el día en que recuperen el lugar que los hombres hemos usurpado. Sólo espero que eso no sea razón para que dejemos de disfrutar de sus evidentes encantos).

Pero en fin, como por ningún motivo quiero que este pequeño ensayo se considere un acto sexista, me limitaré a hablar de mi torpeza. Justo hace unos días me topé en el pasillo con la niña más guapa de la clase (estoy tomando una clase de “Literacidad” pero ese es otro asunto que de momento no importa) y, como buen soltero (reincidente por cierto, pero eso también es otra historia) traté de llamar su atención: Hola, soy tu compañero de clase...sí, el que se sienta en la tercera fila...¿que no me habías visto?...en fin, yo si te he visto y me parece muy interesante lo que decías ayer sobre...sí, está bien, te veo en clase, no te preocupes...Se alejó por el pasillo para contestar su inoportuno y estúpido celular. Por supuesto que una vez en el salón de clase, hablé todo lo que pude, traté de sacar a la luz mi más fino sentido del humor, intenté crear polémica. De haber podido me hubiera levantado a hacer piruetas o abdominales o a recitar un poema de Boudelaire...y no por que la clase me importara en lo más mínimo, sino para atraer su mirada.

Rock DJ, podría sonar superficial (si el lector recuerda el video, Robbie Williams es una especie de Table dancer al que, aún desnudo, ninguna mujer voltea a ver. Lo hacen hasta que él comienza a arrancarse la piel y un músculo tras otro hasta que quedan únicamente huesos), pero desde mi punto de vista, la canción trata la profunda trama de la historia de la humanidad: hombres persiguiendo mujeres. Y es que si los músicos cantan y los poetas escriben y los artistas pintan y los hombres sin ningún talento enloquecemos, es por llamar su atención...y porque no podemos arrancarnos la piel.


Powered by Castpost

viernes, octubre 21, 2005

2. When Smokey sings (ABC) 3. Tears of a clown (Smokey Robinson)




A finales de los ochentas había dos tendencias claras (aunque seguramente había algunas otras y algún lector podrá ofenderse por mis omisiones, pero aclaro que no hago más que señalar lo que sucedía en mi entorno inmediato): O te delineabas los ojos como Robert Smith (The Cure) o te hacías un corte de pelo a la David Gahan (Depeche Mode). Pero alrededor de estas grandes estrellas giraban algunas otras, que también daban forma a la gran constelación pop de esa época. Y vaya que eran luminosas.

El año de 1987 marcaba para mí el inicio de una época festiva, de una gran aventura que habría de durar algunos años. Cada elemento del universo hacía su parte: la adolescencia multiplicaba las hormonas; los pasillos de la prepa, las amistades; la noche, las estrellas; las fiestas, al bien más codiciado de todos: las adolescentes.

When Smokey sings contiene en sus notas una gran descripción de ese universo: refleja la sensación de libertad, de plenitud, de inmensidad. Demuestra que las estrellas, aún siendo pequeñas, son capaces de llenar de luz cualquier espacio, cualquier momento. Enseña que esos entes luminosos además de materia y energía, son una suerte de magia y milagro.

Debo confesar que siempre he tenido una duda: ¿las estrellas siempre ha estado ahí? o ¿es que en algún momento se encendieron?. Mi experiencia me indica que siempre han estado ahí y, es más, creo poder afirmar que unas dan nacimiento a otras, conservando, por lo tanto, características comunes. Si bien parecería improbable encontrar dos estrellas iguales en la infinitud del espacio, When Smokey sings, da las pistas para encontrar a su alter ego musical. Y un poco de exploración hace más evidente lo evidente: la influencia soul - Motown y el Smokey al que se refiere la canción de ABC es ni más ni menos que Smokey Robinson.

Admito que me costó algunos años descubrirlo, pero una madrugada de 1º de enero, unos minutos después de que sonó la campanada que ponía punto final al año de 1990, la estación de radio programaba una canción que habría de quedarse conmigo para siempre: The tears of a clown, de Smokey Robinson and The Miracles. Aunque esta melodía está llena de magia, su temática es distinta a la de ABC: “Just like Pagliacci did/I try to keep my surface hid/Smiling in the crowd I try/But in a lonely room I cry/The tears of a clown/When there's no one around” .
Cuando el universo se derrumba, cuando la noche se hace más oscura que nunca, lo único que queda es limpiarse las lágrimas y sonreir. Cuando el corazón se comprime y el universo nos aplasta, las buenas canciones nos pueden salvar. Y es que con la música podría estar encerrado en una cáscara de nuez y sentirme rey del espacio infinito, igual que cuando Smokey canta.


Powered by Castpost


Powered by Castpost

viernes, octubre 14, 2005

1. In demand (Texas)

Despiertas en la mañana y sin más ni más se te mete a la cabeza: esa canción que tarareas y que te lleva irremediablemente a buscarla y escucharla. Puede durar unos minutos, algunas horas o incluso varios días. A veces sólo se sale si se te mete otra. Se llaman “canciones gusano” y aún no hay manera conocida de combatirlas. Un buen método es escucharlas una y otra vez, aunque puede resultar contraproducente. Yo he sido cancionadicto por meses enteros.

In demand, además de peligroso gusano, es una melodía que me atrapó a la primera. Y es curioso, porque su letra puede ser agradable o no, dependiendo del papel que se elija: se puede ser la novia asediada, el ex novio o el afortunado y correspondido nuevo pretendiente. Aunque, pensándolo bien, pretendiente es una palabra que me asusta un poco.

El verano de 1999 fue particularmente brillante y caluroso. En ese momento no estaba del todo consciente de mis sentimientos, pero la canción adornaba maravillosamente las tardes soleadas, la cuidadísima jardinera y el coche nuevo de Tamara.

Si no hubiera sido porque el cruce de Periférico y Barranca del Muerto es un auténtico infierno y porque un miope taxista envió mi coche al taller por dos semanas, nunca me hubiera subido al suyo. Lo recuerdo bien, traía a Texas en el estereo y a Blur y a The Smiths en la guantera. Nada más que pedir: una niña hermosa, buena música, yo en el asiento del copiloto y un click inmediato entre ambos. De las siguientes semanas no tengo recuerdos de otra cosa que no sea su sonrisa, sus grandes ojos y la canción gusano.

Supongo que le queda claro al lector que encantado de la vida seguiría siendo su copiloto, que nada me haría más feliz; pero cuando Juan Pedro volvió de viaje retomó su costumbre de, como desde hacía tres años que se hicieron novios, recoger a Tamara a la hora de la salida.

¿Cómo me saqué la canción gusano de la cabeza? Sencillo: me compré el cd y lo escuché hasta que casi me volé los sesos. ¿Cómo me saqué a Tamara de la cabeza? No lo hice. Aún ahora me levanto por la mañana y, sin más ni más, escucho su voz y no logro sacármela en todo el día.

En realidad, como buen gusano, la canción vuelve a mi de vez en cuando y la recibo con gusto pues, afortunadamente, si la canción se volvió parte de nuestra historia, también la contó un poco: Tamara se convirtió en la novia asediada y yo, en el afortunado y correspondido nuevo pretendiente.


Powered by Castpost

Si prefieres ver el video, haz clic aquí

lunes, octubre 10, 2005

R&R (31 canciones)

"Yo escucho sobre todo canciones, excluyendo casi cualquier otra cosa. Casi nunca escucho jazz, o música clásica, y cuando alguien me pregunta qué música me gusta me resulta difícil contestar, porque normalmente quieren nombres de artistas y yo sólo sé darles títulos de canciones. Y casi todo lo que tengo que decir de esas canciones es que me gustan, y quiero cantárselas, y obligar a otras personas a escucharlas y cabrearme cuando a esas personas no les gustan tanto como a mí..."

El texto anterior está tomado del libro "31 canciones" donde Nick Hornby hace un ensayo para cada una de las 31 canciones favoritas a lo largo de su vida. Recuerdos, anécdotas, personas, momentos; pero tambien: conceptos, poemas, filosofías, enseñanzas. Todo esto hace que nos apropiemos de las canciones, que las llevemos por todas partes como la banda sonora de nuestra vida. Vale la pena copiarle la idea a Nick y hacer el ejercicio: un ensayo para cada canción. Yo le pondré una cifra a mi lista: 33 canciones, una por cada año vivido. Espero no tener problemas para completarla, pues la música siempre ha sido una gran compañera. Y es que yo creo en la máxima popular que dice: "no music, no life".

domingo, octubre 09, 2005

El poder de la gente

14/jun/1928 - 9/oct/1967
"Se que has venido a matarme. ¡Dispara cobarde! que sólo vas a matar a un hombre"

Power to the people

9/0ct/1940 - 8/dic/1980
"Life is what happens to you while you´re busy making other plans"

lunes, octubre 03, 2005

El desequilibrio mundial

El desequilibrio mundial. ¿Pulmonía para México?

Dice un dicho que “cuando a Estados Unidos le da gripa, a México le da pulmonía”. Irremediablemente, el futuro económico inmediato este país está sujeto a las decisiones, equilibrios y ritmo de crecimiento de su vecino del norte.

Las condiciones son de sobra conocidas: Un déficit comercial de casi 6% del PIB y un déficit fiscal por el estilo, un índice de ahorro cercano al 0%, una peligrosa dependencia de capitales extranjeros, una moneda altamente devaluada y una fuerte competencia con los países asiáticos, en especial con China. Nada nuevo bajo el sol, salvo que sorprendentemente, la situación descrita no se refiere a México, sino a los Estados Unidos de Norteamérica.

En efecto, China tiene un superávit comercial con los Estados Unidos de cerca de 150,000 millones de dólares y, para preocupación de muchos, las exportaciones de este país asiático no sólo incluyen juguetes, calzado y demás artículos de consumo, sino bienes de alto contenido tecnológico. China tiene un tipo de cambio fijo desde hace una década (8.3 yuanes por dólar) y una productividad a prueba de todo.

Lo anterior, más el hecho de que el consumo privado en nuestro país vecino es enorme y que incluye un alto índice de consumo de productos de importación, trae como consecuencia un déficit comercial sin par en la historia de este país.

Financiar el señalado déficit hace un lustro hubiera resultado una tarea más o menos sencilla, pues se tenía un superávit público basado en su inversión privada interna. En estos días, no hay inversión, ni interna ni externa. Pero lo más grave: el déficit público se debe principalmente a la política del gobierno de George Bush: La disminución de impuestos y el aumento de gastos destinados a la guerra.

Como resultado del déficit en la cuenta corriente de los Estados Unidos, el dólar se ha desplomado. Y no es exageración. En el 2004, el dólar cayó en un 11% con respecto al euro y del 2002 a la fecha cayó un 35% contra dicha divisa y un 24% contra el yen. Cifras para preocupar a cualquiera, incluida la Unión Europea, que ha puesto el grito en el cielo ante un dólar que, tan barato (1.3663 dólares por euro), hace pedazos la competitividad de sus exportaciones.

Por si fuera poco, los Estados Unidos financian su déficit colocando deuda en los mercados financieros. ¿Quién compra esa deuda? Si, aunque usted no lo crea: Los bancos centrales asiáticos.

El mundo está pues, ante un fuerte desequilibrio económico. Los principales dirigentes del país norteamericano ya se han percatado de ello y han exhortado a China a devaluar su moneda para ajustar los mercados internacionales. Tal exhorto seguramente será ignorado. El asunto no sólo es económico, sino político.

Los Estados Unidos no tienen opción, finalmente deberán reducir su déficit en cuenta corriente mediante la devaluación de su moneda y el alza en sus tasas de interés. Esto llevará a disminuir el consumo y por lo tanto, el ritmo de crecimiento de su economía.

La verdadera preocupación radica en el impacto del ajuste, Estados Unidos puede promover un ajuste paulatino a partir de superar su déficit fiscal para a partir de ahí ordenar su economía y superar su déficit comercial o puede promover un ajuste radical que afecte a todos los participantes de la economía mundial. Depende en gran medida de las decisiones de China.

Y, como decía Don Porfirio Díaz: “pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”. El 90% del comercio exterior de México es con su socio comercial del norte. Su economía está altamente correlacionada con la de aquel país y en los últimos años se ha olvidado de promover la inversión y el ahorro internos para a partir de ahí consolidar una economía menos dependiente.

Ante la dependencia y la inmovilidad de México, más vale que Los Estados Unidos de Norteamérica se curen la gripa.