viernes, mayo 26, 2006

14. Don´t let me be lonely tonight (James Taylor)

No se que decir. La botella vacía y tu eterno cansancio me dejan nuevamente sin armas para retenerte. No se que sea, acaso tu misteriosa mirada o tu seductora timidez. Acaso el hecho de que igual que tú, yo también tengo mucho tiempo solo. Quizás es solamente que comienzo a extrañar tu inocente sonrisa. El hecho es que, sin proponértelo, cada vez que te veo me dejas unas ganas infinitas de no dejarte ir.

Ya se que no te conocí en la mejores circunstancias, puedes argüir que no pasas por el mejor de los momentos y que sólo necesitas un buen amigo. Yo no he pedido otra cosa, pero probablemente mi mensaje es ambiguo. Si el otro día traté de robarte un beso fue porque la distancia entre los dos se ha reducido a casi nada. Fue sólo miedo lo que lo impidió, ese mismo miedo que hace que alejes las manos cuando acerco las mías y que retires la mirada cuando atrapo tus ojos con los míos.

No se si te lo he dicho, pero tengo paciencia de santo. Sé cuando invadir tu espacio y percibo inmediatamente cuando estás a la defensiva y debo dar un paso atrás. Entiendo que ponerle calificativos a las relaciones las vuelve comprometedoras y que quizás de momento el título de pareja (o cualquier otro) nos excede a ambos. Quizás a ti, como a mí, te gusta andar en suelo firme, sin vacilaciones. Quizás tu, como yo, de momento sólo intentas ahuyentar el miedo a fuerza de buena compañía, largas conversaciones y tardes sin prisas.

Quizás jamás te robe un beso, quizás la distancia entre los dos se vuelva obligada y cada quien regrese a su lugar, al lado de su pasado y sus demonios. Quizás el fin de semana no me contestes la llamada, quizás estés cansada o quizás mientas para ocultar tus pocas ganas de verme. Así es la vida Andrea, un juego azaroso como el que más. Y ya mañana dios dirá, pero de momento concédeme un favor: guárdate tus adioses y quédate conmigo, que no quiero estar solo esta noche.


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