lunes, mayo 30, 2005

Tamara, siempre Tamara III

Tan sólo dos sujetos y una infinidad de adjetivos. A este amor nuestro le caben todos. Cualquier cosa que diga será un cliché. Si tuviera un buen poema te recitaría, si tuviera una buena prosa te escribiría, si tuviera un buen trio te cantaría.

Cuando por primera vez te vi, supe que el cielo era para ti, y para mi. Nunca más podré dormir, nunca más podre soñar con alguien que no seas tú. Gastaré toda mi vida en comprar la tuya. Gastaré toda mi vida y más. El amor tendrá que esperar un buen rato para descansar de tu y de mi. Porque un amor violento nos deslumbró. Porque un amor violento nos fulminó.

Fulminado, agotado, desquiciado y aún así amándote con el sello de la casa: violentamente. Ese es el estado de las cosas, sólo por si la duda te está matando y no te atreves a llamar.

Querida Tamara, ésta te la dedicamos los ocho (que en realidad somos nueve): los Tres de Chile (que en realidad son cuatro), los cuatro del Café Tacuba y yo.

El Homo Ludens

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